Nunca quieto,reverberante,
maquinas leyes nuevas de cinética y amor.
ese raro albor que destellas
llamando sombras danzantes,
sombras que susurran liturgias de agua nueva y
regresan con tu luz: te llamo porque huelo a tu nombre
porque de aqui no han de moverme,
no despierto
tus rodillas se han quedado con la noche,
ninguno habla
tenemos tiempo y sangre solamente
ojos,
amanece el presagio al pie de la cama
y tú, nunca quieto, te vuelves estrella,
seda,
pólvora,
en las noches de los cuentos orientales
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